Normalmente las entradas que escribo en este blog tienen un carácter técnico
y van dirigidas a la divulgación de conocimientos del ámbito de la osteopatía y
otras terapias naturales. Pero esta vez me gustaría compartir un caso que he
tratado en consulta últimamente para hacer una denuncia explícita al intrusismo
labora y dar a conocer el riesgo que supone ponerse en manos de un profesional
de dudosa procedencia.
Hace tres semanas atendí a un paciente por primera vez, para proteger su
identidad y según la ley de protección de datos le llamaremos Pepe. Pepe
esperaba en la sala de espera y observé que su cabeza estaba flexionada, inclinada
a la derecha y rotada a la izquierda, como si su oreja derecha descansase sobre
el hombro homolateral. En un principio pensé que se debía a una tortícolis
congénita, pero Pepe me explicó que durante sus más de 70 años de vida siempre
había mirado al frente y que era sólo desde hacía un par de semanas que no
podía enderezar el raquis. Después de la anamnesis, en la que no obtuve la
información suficiente como para poder acertar una aproximación diagnóstica,
observamos las radiografías y la RMN que portaba. Se apreciaban signos avanzados
de artrosis, mucha desviación y alguna protusión discal, severos pero propios
del desgaste de la edad. Pensé que podría ser un espasmo del
esternocleidomastoidal derecho y así que exploré y lo encontré. Pero a parte
presentaba dolor sobre la espinosa de la segunda vértebra dorsal D2 e
irradiación a extremidad superior. Ante este caso hice un tratamiento muy suave
y en sedestación, pues el paciente no se podía estirar en la camilla, para
relajar la musculatura y lo recité nuevamente.
A los 4 días volvió, no había experimentado ninguna mejora y su oreja
continuaba descansando sobre su hombro, esta vez pudo estirarse en la camilla y
mientras exploraba su musculatura me explicó algo que en la anterior visita
había omitido. Su frase fue: “a mi me empezó doliendo la espalda (zona dorsal)
fui a un quiropráctico varias veces, la última vez me estiró sobre la camilla y
me manipuló tan fuerte que noté que me hizo daño en ese momento ya no pude
estirar más la cabeza”. Yo inmediatamente detuve mi tratamiento y le aconsejé
que repitiese las radiografías, ya que posiblemente hubiera habido algún “cambio”
después de la manipulación que sufrió. Me hizo sospechar que le podría haber
desplazado un disco intervertebral ya que presentaba irradiaciones y
parestesias a extremidad superior. Le tranquilicé y se fue.
Diez días después Pepe me llamó para agradecerme que le hubiera aconsejado
repetir las radiografías e ir al médico, parece ser que fue a urgencias y lo
ingresaron, no entendí muy bien la lesión que me explicó pero deduzco que
durante la manipulación sufrió una fractura, ya que le habían intervenido
quirúrgicamente y le había “puesto unos tornillos”.
Este caso me ha hecho pensar en el peligro que supone que “ciertos
profesionales” vayan tratando por ahí, ya que a mi, viendo las radiografías de
Pepe, jamás se me hubiera ocurrido manipularle una vértebra y menos una dorsal,
pues la técnica requiere de mucha potencia. No quiero hacer una crítica aquí a
los quiroprácticos, porque los hay muy buenos, ni a los masajistas, ni a nadie
en concreto. Hago una crítica y una denuncia a los terapeutas de dudosa
procedencia. Como ya expliqué en una de mis primeras entradas, para ser
osteópata previamente se debe ser fisioterapeuta, médico o poseer otra
titulación universitaria del ámbito de la salud, esto es debido sobretodo a que
los titulados estamos colegiados, y la colegiación es una garantía jurídica
para el paciente. No es peligroso ir al quiropráctico si está titulado y
colegiado, y puede ser seriamente peligroso ir a un “pseudoosteópata” ,
acupuntor o curandero carente de titulación universitaria. Aunque parezca prehistórico no existe en
España ningún marco regulador de las terapias naturales, lo que supone un alto
grado de intrusismo laboral y un riesgo para los pacientes, por lo tanto
aconsejo a que antes de dejarse tocar por nadie se pidan referencias, y se
compruebe la titulación y el número de colegiación del profesional en cuestión.
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