El ser humano es bípedo, es decir camina a dos piernas, y esto hace que nuestra vida sea una constante lucha contra la fuerza de la gravedad, ella entra axialmente desde nuestra cabeza a nuestros pies intentando "aplastarnos" y nosotros luchamos contra ella para mantenernos erguidos. Para ayudarnos a ello nuestras estructuras óseas han adquirido una forma determinada, disponemos de una columna vertebral con una serie de curvas que la amortigan y un anillo óseo, al que llamamos pelvis, que distribuye su fuerza hacia las extremidades inferiores.
La pelvis es por tanto una estructura de vital importancia para la bipedestación y la marcha, está formada por un hueso llamado sacro, formado por la fusión de las ultimas vértebras de la columna, y dos huesos llamados ilíacos que se articulan posteriormente con el sacro y por la parte anterior entre ellos. Es esta unión anterior la que llamamos sínfisis púbica y en dónde tienen lugar las pubalgias.
La pelvis es por tanto una estructura que debe proporcionar estabilidad y por eso sus articulaciones tienen un movimiento mínimo, no obstante se mueven para facilitar la marcha y sobretodo en la mujer para facilitar el momento del parto. La sínfisis púbica realiza un movimiento de contrarrotación entre ambos ilíacos y para amortiguarlo existe un cartílago en el centro de la articulación, a modo de cojín, que evita el desgaste continuo. Además sobre esta articulación se insertan los abdominales, directa o indirectamente a través del ligamento inguinal, y se originan los adductores, formando una cadena muscular cruzada a modo hojas de tijera y que se complementa con otra cadena similar en la parte posterior de la pelvis. A estas estructuras se les llama tijeras lumbopélvicas y ayudan a dar estabilidad a la pelvis a la vez que a amortiguar y transmitir la fuerza de la gravedad hacia los pies.
La pubalgia se produce por una inflamación de las estructuras que se originan o se insertan en el pubis, como los adductores o el recto del abdomen, una inflamación de la propia articulación y en casos más graves una degeneración de la misma.
Esta lesión es muy frecuente en el fútbol debido al uso que se hace del músculo adductor en el momento del chute. Si existiese una descompensación entre este músculo y el oblicuo contrario o el recto del abdomen, una de las hojas que forman las tijeras lumbopévicas sería más potente que su contraria y se produciría un deslizamiento de la sínfisis púbica que produciría una inflamación articular y dolor. Además en la práctica del fútbol, sobretodo a nivel "amateur", existe a menudo un déficit del tono abdominal y un acortamiento de la musculatura adductora que facilita aún más las lesiones del pubis.
El tratamiento conservador de la pubalgia consite en estirar la musculatura adductora y potenciar los abdominales para recentrar la articulación. No obstante, el estudio en profundidad de la biomecánica de la pelvis y la práctica clínica demuestran que este tratamiento suele ser insuficiente, debido a que existen situaciones en las que aún teniendo un buen tono abdominal y unos adductores con una elasticidad adecuada se producen pubalgias. Esto es debido a que independientemente de las estructuras que forman parte del pubis, existen otros factores que pueden producir un desplazamiento de la articulación, sobretodo relacionados con el resto de la pelvis, como una torsión sacra, un acortamiento de isquiotibiales (musculatura posterior de las piernas) o un bloqueo de uno de los dos huesos ilíacos. Pero también factores que incidan sobre la distribución y amortiguación de la gravedad como problemas de columna, especialmente lumbares, problemas de alineación de las rodillas o de las articulaciones del pie.
El osteópata, como profesional sanitario que se dedica a estudiar la biomecánica, puede ayudar a prevenir y resolver las pubalgias. En primer lugar si todos los deportistas realizasen una exploración previa a la práctica deportiva para saber cómo se distrubuyen las cargas en la pelvis y corrigiesen las disfunciones (funcionamiento mecánico incorrecto) que puedan poseer la incidencia de estas lesiones sería menor. Pero si esto no ha sido así y la lesión ha aparecido, la osteopatía puede ayudar a detectar el problema que produce la excesiva tracción sobre el pubis y corregirlo eliminando el dolor y promoviendo la recuperación y la reincorporación a la práctica deportiva.
Video explicativo sobre la pubalgia
Video explicativo sobre la pubalgia
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